A falta de Superhéroes me convertí en Mujer Maravilla!

Esta es una colaboración espontánea de Diana Hunter, a propósito de la historia que contó Schere “¿Dónde están los superhéroes?”! ¡Parece que las flaquitas que usan anteojos son difíciles de robar!


Por la forma en que me bajé del carro en pleno Surquillo a tocar el timbre del taller de mi carpintero, debo haber estado pensando que vivía en el país de las maravillas! Había dejado la llave en el contacto, la puerta abierta, la cartera en el asiento y yo estaba parada en la vereda, con mi preciosa cadena de oro al cuello, super bronceada y con un blusa de tiritas … qué estaba pensando ??? Toda yo parecía gritar: ROBENME!!!

Bueno pues, por si no se han enterado, cuando uno grita, alguien la escucha … porque a los pocos segundos, mientras esperaba que me abrieran la puerta, sentí un jalón por detrás que casi me ahoga. Me busqué la cadena con las dos manos, no sólo para que no me la robaran, sino para que no me ahorcaran y ahí comenzó el forcejeo, el tipo tirando hacia abajo para arrancármela – felizmente era gruesa y no se rompía – y yo jalando en sentido contrario, tratando que quedemos frente a frente, porque sabia que mientras lo tuviera a mis espaldas no podía hacer nada más que defenderme.

Finalmente lo conseguí, estábamos cara a cara ... era esa fracción de segundo cuando todo se mueve en cámara lenta y miles de pensamientos te pasan por la cabeza --, cuando tuve la certeza que tenía que hacer algo, que yo tenía que dar el primer paso porque el pata cada vez más nervioso me podía dar un cabezazo y romperme la nariz o los anteojos!!! En ese momento … click … se prendió la bombita … ¿para que me ha dado Dios dos magníficas piernotas, sino para situaciones como esta? … así que sin pensarlo dos veces le encajé tal rodillazo en las angaripolas que el pata rodó por la vereda retorciéndose.

Pero ahí no termina la cosa, cuando el tipejo se fue cojeando calle abajo maldiciendo a la “gringa de mierda”, me di cuenta que había no menos de una docena de personas en medio de la pista mirando entretenidísimas la mechadera … ¡sentí mucha indignación pero sólo atiné a gritarles, “son todos unos maricones”! Me trepé a mi carro y me fui. Cuando lo hacía, vi al pata yéndose por la calle caminando como borracho y no puedo negar que se me cruzó la idea de treparme a la vereda y chancarlo contra la pared, pero contuve mis instintos asesinos y me fui!!!

Lo peor de todo era que esa noche tenía que jugar un torneo de tennis y me mandaron en bicicleta a mi casa. En mi defensa diré que el 6/0 - 6/0 se debió a que estaba más tiesa que un poste. El cuello me dolió una semana y los moretones y raspaduras en el cuello, espalda y brazos los tuve más de 15 días.

Lo que me hace reír cuando recuerdo el incidente, es que el fulano debe haber pensado: “esa flaquita es presa fácil”, no sabia con la clase de fiera que se había metido … y la verdad, yo tampoco !!!

Diana

3 comentarios:

  1. ¿Sabes qué es lo que más me gusta de tu historia? el imaginar el dolor que sintió el ladronzuelo cuando le diste el rodillaso en sus partes ... y después!!! Seguro que hasta ahora se acuerda de tí! jeje
    Schere

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  2. Te aseguro que si ... debe haber estado un buen tiempo sin poder tragar alimentos -- el tiempo que le tomo que las bolas se le despegaran de las amigdalas ... jajaja !!!!!

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  3. Tengo una amiga a la que igual que a ti le trataron de robar la cadena ... casi la desnucaron de tanto jalón ¿qué crees que hizo para liberarse del ladrón? le mordió la mano hasta que sangró! jeje

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